Noches de Poemia (V): Poesía para no callar

Texto: Belén Remacha; Fotos: Sandra Lario //

Una nueva Noche de Poemia llegó a La Boveda del Albergue, en Zaragoza, el último día de septiembre. Poesía es nombre de mujer recordó, con perspectiva de género, a algunas de las mujeres poetas que han marcado el siglo XX y el XXI.

Luisa, Sol, Lola, Noemí, Sandra, Gioconda, Adrienne, Sylvia, Alejandra. Que la poesía tiene el nombre de muchas mujeres quedó patente en la Noche de Poemia que cerraba septiembre, ante decenas de personas que se acercaron a La Bóveda del Albergue a comprobarlo. Lo hizo de la mano de varias mujeres que quisieron visibilizar la poesía de, por y sobre mujeres.

Luisa Miñana fue la primera voz y el primer nombre. La escritora barcelonesa deleitó al público primero con un poema inédito que compuso un canto generacional, dirigido a una generación de mujeres, la suya, que nació y creció en medio de la opresión franquista. Continuó con extractos de su poemario Ciudades Inteligentes.

Pero Luisa no llegó sola. La acompañaron Sol Acín y Lola Mejías. Sol fue la segunda hija de Ramón Acín y Conchita Monrás, nacida en Huesca en 1925 y fallecida en la misma ciudad en 1998. Hay poetas de un único libro que parece que hayan escrito la vida entera”, dijo de Sol el periodista Antón Castro. Ese libro fue en su caso En ese cielo oscuro, un poemario imprescindible con el que se ganó un nombre propio. La segunda, Lola Mejías, nació en Cáceres en 1912 y falleció en Zaragoza en 1999. Escribió dos libros, Hasta llegar a dios (1964) y Amante el camino (1984). Las dos poetas cobraron vida, si es que alguna vez la perdieron, a través de sus propios versos, a través de la voz de Luisa. Poetas porque, como apuntó Luisa un poco más avanzada la noche, el término poetisa surgió en la antigüedad como forma de burla hacia las mujeres que escribían. El debate sobre las connotaciones negativas y el uso que debemos dar de estas palabras sigue abierto pero, en esta Noche de Poemia, el acuerdo fue hablar de poetas.

Llegó el turno de varias chicas de Feminismo Unizar, asamblea que colaboraba en la Poesía es nombre de mujer. Una de ellas, Noemí, es el cuarto nombre de la noche. Recitó con pasión y un poco de nervios algunos versos de los muchos que lleva escribiendo desde los 12 años, demostrando que el talento no se queda solo en el pasado. Tampoco vino sola. Quiso recordar a Audre Lorde, poeta lesbiana y negra –así se denominaba ella-, nacida en Nueva York en 1934. Activista, siempre se sintió discriminada por las feministas blancas que no aceptaban su color de piel y por las feministas negras que no aceptaban su orientación sexual.

 ¿QUIÉN DIJO QUE ERA SIMPLE?

Tiene tantas raíces el árbol de la rabia

Que a veces las ramas se quiebran

Antes de dar frutos

Sentadas en Nedicks

Las mujeres se reúnen antes de marchar

Hablando de las problemáticas muchachas que contratan para quedar libres.

Un empleado casi blanco posterga

A un hermano que espera para atenderlas primera

Y las damas no advierten ni rechazan

Los placeres más sutiles de su esclavitud.

Pero yo que estoy limitada por mi espejo

Además de por mi cama,

Veo causas en el color

Además de en el sexo,

y me siento aquí preguntándome

cuál de mis yo sobrevivirá

a todas estas liberaciones

Junto a ellas, también, Adrienne Rich, poeta americana, intelectual, activista lesbiana y feminista, nacida en 1929. En 1974 recibió el Premio Nacional del Libro, rechazándolo de forma individual para recibirlo en nombre de todas las mujeres, junto a las nominadas Alice Walker y la ya presente Audre Lorde. Un símbolo así no podía faltar.

También llegó Gioconda Belli, nicaragüense de 1948, poeta y novelista, vinculada al Frente Sandinista de Liberación Nacional de 1970 a 1994. La definen el compromiso político y el ser y el sentir femenino. Contradicciones, conflicto, conciencia feminista. Su poesía es un retrato de las latinoamericanas de finales del siglo XX y principios del XXI.

8 DE MARZO

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género

Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuanto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.

Maya Angelou es el ya el octavo nombre de mujer. Nació en Missouri en 1928, autora prolífica de 36 libros y una de las principales intelectuales afroamericanas del siglo XX. En Sé por qué canta el pájaro enjaulado retrata encarnizadamente su infancia sureña en medio de la discriminación racial, unida a graves problemas familiares que incluían la violación por parte del novio de su madre a la edad de 7 años. Y otra latinoamericana presente fue Joana Patinho, joven colombiana que ha deslumbrado con su primer poemario, Ébano, desarrollado en una sociedad marcada por el miedo y la sangre.

Alejandra Pizarnik y Sylvia Plath tampoco faltaron. La primera, poeta argentina denominada maldita. Su obra se mueve entre la creación y la destrucción, entre el surrealismo y la muerte literaria. Nació en Buenos Aires en 1936 y decidió acabar con su vida en la misma ciudad en 1972. Sylvia, un emblema feminista, nació en Boston en 1932 y entró a formar parte de la larga listas de poetas suicidas en 1963 –es especialmente digno de lectura de género el porcentaje de poetas mujeres que se han suicidado-. La vida de Sylvia estuvo marcada por la frustración y el objetivo de la maternidad; no obstante, decidió quitarse la vida poco después de alcanzar esa meta. Su poemario Tres voces representa con cada una de ellas una forma diferente de vivir la maternidad: la mujer que centra su realización en ser madre, la que sufre porque no puede serlo, y la que lo es a su pesar. Sylvia concibió este poemario para ser recitado en voz alta, y así se hizo este miércoles.

 TERCERA VOZ

Hoy las universidades se emborrachan de primavera.

Mi vestido negro es un poco fúnebre:

demuestra mi seriedad.

Los libros que cargo aprietan mi costado

Una vez tuve una herida vieja, pero ya está sanando.

Soñé con una isla, roja de gritos.

Fue un sueño, y no significa nada.

La noche comenzó a cerrarla otro nombre de mujer y otra evidencia de que el talento sigue muy latente: Sandra Lario, maestra de ceremonias de este ciclo de poesía que tanto bien ha hecho este mes de transición entre el calor y el frío. Ella también es poeta, y ella se llevó la que quizá fue la ovación más grande de la noche. Después, los minutos musicales y el micro abierto pusieron fin a este pequeño repaso a la poesía de, por y sobre mujeres del siglo XX y XXI. A los nombres propios que han hecho poesía a través de las voces de cerca de la mitad de la población. Que nunca más las acallen.

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Autora:

Belen Remacha foto Belén Remacha nombre

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Estudié para ser periodista, estoy en proceso de conseguirlo. Tengo unas gafas grandes y violetas con las que veo a 24 fotogramas por segundo. Creo que todo en el mundo se puede contar a través de las personas, por eso admiro a quien sabe retratar con letras. La vida se mide en historias. Si son de Saramago o de Martín Gaite, mejor.

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