Noches de Poemia (I): la poesía ha llegado para quedarse
Texto: Fabián Giménez. Imágenes: Sandra Lario//
Ahora, que ha llegado septiembre para despertarnos del sueño estival, que ha venido a recordarnos que hay que volver a vivir en el calendario, colguémoslo en la pared marcando todos los miércoles con una P de poesía. Ya sabíamos que Zaragoza era un refugio de versos, que la poesía habitaba en muchos rincones de la ciudad: bares, librerías, salas culturales… Pues bien, en La Bóveda de Zaragoza, uno de esos bares, se celebró este miércoles la inauguración del proyecto poético Noches de Poemia.
Septiembre es un mes odiado por muchos. Septiembre es olvidarse de las vacaciones, del sol, de la playa y de la montaña, de dormir hasta tarde. Volver a la cruel rutina, que tan dura se ve desde fuera, el salto a un abismo de depresión post-vacacional. Puede que Noches de Poemia naciese con esa intención, la de hacer un poco más fácil la vuelta a los madrugones, la responsabilidad y el frío. O puede que, simplemente, tuviera que nacer.
Eran las 20:30 de la noche del miércoles y en La Bóveda del Albergue municipal daba la impresión de empezar a gotear en cualquier momento; el lleno del local era un hecho y el calor humano lo demostró; se hacía casi imposible salir al baño o ir a la barra. Bajar a la Bóveda es volver a la Antigua Roma, cuando los cristianos tenían que descender a las catacumbas a rezar. Esa noche eran micropoemas escritos en cuartillas naranjas quienes nos esperaban en las sillas, lo cual, junto con la luz tenue del local inundaba la sala de poesía y preparaba el ambiente perfecto para que empezase el recital. Y no veníamos a rezar pero sí a creer en algo, a sentir.
Este miércoles inaugural fue para Poesía Pura, cinco jóvenes -y amigos- que comparten el amor por la poesía; se puede ver a kilómetros de distancia que conectan entre ellos. También acaban de autoeditar su primera plaquette- Catarsis: versos de ceniza- que desapareció rápidamente en manos de un público que gustosamente entregó sus tres euros a cambio.
Empieza el recital y los componentes de Poesía Pura leen fragmentos de su plaquette y algún poema suelto escrito hace unos días o incluso esa misma mañana. El tema principal de su poesía es el amor, un amor desgarrado y de los que dejan huella, oírlos es melancolía. Los chicos de Poesía Pura se abrieron ayer al público, y que cada uno interpretara el poema a su manera, permitió conocer a esa persona, conocer los motivos que le llevaron a escribir ese poema, su historia, su vida, llevarte a casa un trozo de cada uno de ellos.
Pero esta magia no fue un regalo de los poetas a un público pasivo. Al terminar el escenario volvió a brillar, esta vez con la luz de algunos asistentes que se atrevieron a dejar su particular huella en la primera noche de poesía de la Bóveda en el tiempo de micro abierto. Era la primera vez que muchos de ellos se enfrentaban a un micrófono con sus versos, los nervios se reflejaban en los papeles temblorosos o la voz tímida y cortada de muchos; poesía de amor, la mayoría, pero diferente una de otra: la persona y la forma de contarla lo cambian todo.
Una de las cosas más interesantes de Noches de Poemia fue el intercambio entre la poesía y la música, que crearon una conexión y un ambiente mágico, frase que usó más de una persona en el escenario. La música fue desde Radioactive y Papaoutai a improvisación de rap, guitarras, caja, piano e incluso un violonchelo y las voces de los cantantes que hacían vibrar.
Noches de Poemia fue un éxito, más allá del lleno y los aplausos. Fue una demostración de que hay jóvenes en Zaragoza que expresan su vida a través de la poesía, de que siempre queda gente que huye de un mundo a veces cruel e inflexible solo con sus letras. Huyen, también, de un septiembre constante, de lo convencional y lo simple. Y después de esa noche de versos, música y aplausos, vendrán muchas más en las que vivir la oportunidad de conocer historias y personas desconocidas a través de la poesía. Una cada miércoles del mes, cuando la Bóveda se ilumine con los versos de quien se atreva.
Autora:
Llevo 22 años en el mundo. Desde hace unos cuantos lo capturo a través de fotos y palabras para mostrar el alma y el rostro de nosotros mismos. He estudiado periodismo y fotografía y defiendo la poesía como primer y último recurso.
|