Barcos de cartón piedra

Dani Calavera//

“El cine no es un arte. El cine es industria, todo es industria”

Esta frase fue pronunciada en una cena reciente con amigos. Somos “artistas” ¿artistas? somos creadores, o como se quiera llamar. A ojos de la industria, no lo somos. A ojos de la industria, somos directores, escritores, jefes de departamentos o productores. O en otras palabras, tornillos. Tornillos que fabrican cajones para una estantería, también a ojos de la industria. Desde la más modesta producción (un cortometraje, un videoclip casero, un podcast… ) hasta el más faraónico proyecto (un largometraje) todo se mueve en un mar peligroso, un mar que no existe realmente y que una o dos personas deciden si debe (o más bien, puede) ser surcado por el más pobre navío o la más lujosa embarcación. Eso es “la industria” y es, casi en su totalidad, de cartón piedra. Pero no del cartón piedra encantador que estáis pensando.

El cartón piedra es aprobado por una o dos personas poderosas. Ellas deciden si va a dar dinero o no, si va a ser rentable o no. Y no se les puede culpar. Quieren dinero para seguir produciendo dinero. Y para que algo de dinero, debe adecuarse a la demanda y la oferta. Por eso, todo son números, estrategia comercial. No es una crítica, es un hecho.

The Brutalist se estrena en cines, siendo el acontecimiento cinematográfico del año. El filme comienza con la obertura más bella y poderosa que he visto en pantalla grande en mucho tiempo. Continua como un film indudable, intachable, imposible de ser criticado negativamente. Su fotografía, sus interpretaciones, su planificación, su texto más inspirado en los momentos clave … todo funciona. Llega el intermedio y te deja con ganas de más (esa linterna anunciando por dónde saldrá el sol…) y en la segunda parte, se revela su verdadera naturaleza, lamentablemente: no estamos viendo la obra de arte que creíamos estar viendo. Estamos viendo una película magnífica que ha sido violada por la demanda (como ocurre en la propia historia). Estamos viendo una estrategia académica, un firme y gran ejercicio de éxito crítico, estudiado para alimentar al comercio. La segunda parte del film se regodea, con añadidos y sin ningún disimulo, en los aspectos más superfluos, oportunistas, vagos y fáciles, haciendo que un conjunto que podría haber sido monumental, decepcione, convirtiéndose en otro tornillo más. Un tornillo escandaloso, demasiado transparente. Un tornillo que, seguro, ganará el Oscar a mejor película del año. Porque, ¿Cómo no va a ganar? (Alerta. Spoiler) adicción a la heroína, silla de ruedas por una enfermedad, un perro maltratado por aquel que le da de comer y que cuando se defiende, es denostado… ¿Por qué? Un momento, ¿estoy viendo un biopic? No… No lo es. De acuerdo, ¿estamos viendo un firme estudio artístico de cómo el arte es vejado (literalmente) por la industria? Si es así, lo aplaudo. Pero no. No es así. Es una obra diseñada para ser aplaudida por aquellos amos que dan de comer a los perros, por los demandantes de tornillos. ¿Por qué lo han hecho? ¿Por qué han desaprovechado éste monumento? Lo es, es un monumento, es preciosa, excelente incluso. Pero, lamentablemente, también es escandalosamente oportunista, fácil en sus soluciones. Un tornillo que no disimula su verdadera naturaleza. Su diseño es normal y corriente, no esa metáfora oscura y brillante con la que cierra su historia.

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Estrategia. Industria… Pero como siempre digo, esto solo es una opinión, la última palabra, es vuestra, del público. No de la industria, ni de los fabricantes de tornillos. Es vuestra y de nadie más. No de todos, sino de cada uno, individualmente. Porque para eso existe el arte, para enriquecer el alma del individuo, no el hambre voraz de la masa. Y el cine, en última instancia, siempre será arte, a pesar de que deba depender de la industria para existir.

Emilia Pérez es el filme más nominado este año. No me entretendré. Una hipócrita e incomprensible película. ¿Es mala? No, no lo es. Es extraña, valiente y capaz en sus momentos musicales, vanguardista también en su forma de explorar una historia y una melodía con la que se atreve a desmarcarse de lo que hemos visto anteriormente. Pero también es presa de los fabricantes de tornillos. Hacían falta estrellas, si no, nadie le hubiese hecho caso. Y renuncia a la más poderosa arma que tiene la verdad y la metáfora en una propuesta fílmica: el humor. Pretende fascinar, hasta que te das cuenta de la estrategia. Y esa estrategia es, como ya he dicho, hipócrita e incomprensible en mi opinión. Lo que ocurre en América del sur con éste filme sí que es comprensible, desde luego. Y qué pena también, con lo maravilloso que es su director (Un profeta, Los hermanos Sisters… geniales, os las recomiendo sinceramente). La hipocresía reina en las altas esferas. Hay gente que se queja de que la propuesta de A24, Civil War no haya llegado a los Oscar. Si la hipocresía tiene un título destacado éste año, sin duda es Civil War. Estados Unidos imaginando una guerra civil “descarnada” y “veraz” mientras cientos y miles mueren en los dos conflictos armados más cruentos de los últimos años. Más me quejaría de que una propuesta como Heretic, con un maravilloso trío protagonista y un guion original (en todos los sentidos) no haya llegado a los premios de la Academia.

La sustancia, un reciclaje más, plano homenaje tras plano homenaje sobre un relato que ya nos han contado muchas veces. Es la Pobres criaturas de éste año. ¿Es mala? En absoluto, es divertida, está hecha maravillosamente bien y Demi Moore ganará el Oscar y será genial que así sea. Pero la estrategia también está clara, demasiado.

Anora chicos y chicas… Anora es el más remarcable filme de éste año. Ganará su guion, seguramente, y ya está. Si no hablásemos de industria (y ojo, eso es lo que son los premios, siempre, desde los más pequeños a los más grandes) ganaría todo lo que tendría que ganar. Esta reinvención del cuento escrita y dirigida por el genial Sean Baker es, de lejos, la mejor y más pura propuesta del año. ¿Y por qué? Porque sus costuras son visibles, pero están considerablemente cosidas en un vestido precioso, emocionante y que luce con gracia, encanto y corazón la gran Mikey Madison.

Y a este lado del peligroso mar dominado por los fabricantes de tornillos… 

¿Verdad que hace ilusión que una película como La estrella azul haya llegado tan lejos? No por su modestia en comparación con sus compañeros, tampoco por su mezcla de docu ficción, ni siquiera por sus escenas más emocionantes. Es por el conjunto, apoyado por grandes y desconocidos. Va a dar la sensación de que toda Zaragoza estaremos ahí, con ellos, aplaudiendo y celebrando. Y eso, de alguna forma, lo ha conseguido el espectador. Y es esperanzador que así sea, ensalzando un título notable, ilusionante. Y es bueno, pese a quien pese. Como más que buena es la mejor película que ha realizado su directora, La virgen Roja, que no compite ni a película (incomprensible) ni a Mejor Actriz para Najwa Nimri (Intolerable). ¿Por qué? Seguramente los motivos se nos escapen… haría falta meterse en la corte que planea los viajes por mar para conocer los entresijos, porque a ojos del más entendido de los espectadores, ambas decisiones son escandalosas. Pilar Palomero y sus Destellos seguramente se marchen con las nominaciones. Sin embargo, qué bien que una autora esté tan afincada en la industria, hasta el punto de que los fabricantes de tornillos confíen en sus textos, que cuando están inspirados, mejoran en su propuesta los conjuntos que presenta (la fotografía y planificación de su nuevo filme es la más conseguida hasta ahora de su filmografía).

Fotograma de 'La virgen roja', película nominada a los premios Goya
Fotograma de ‘La virgen roja’, película nominada a los premios Goya

¿Qué ocurrirá con los premios que a éste lado del mar la industria fabrica para que grandes navíos naveguen? Que seguramente ensalcen Casa en llamas la genial comedia de Dani de la Orden que, en realidad, es una co-producción italo-hispana. Pero no nos fijemos en los detalles que hay detrás, por una vez, pensemos que gana la comedia, un gran guión y unos actores que saben que el teatro frente a la cámara siempre funciona cuando se explota una gran idea. Del mismo modo que el Goya a mejor actor está dado desde que se anunció el proyecto hace más de un año (Eduard Fernández y Marco) la seguridad ante éste triunfo parece igual de férrea. 

¿Conclusión…? Este año, los Goya son más razonables y menos escandalosos, disimulados, en sus nominaciones y presumibles premios, que los Oscar. Son más confiables y, de alguna manera, dan la impresión de ser más considerados con el Arte que con la Industria. ¡Pero qué sabré yo! Nuestro barco es precioso, os lo aseguro, pero es muy pequeñito, está lleno de agujeros y para que no se hunda, muchas manos me ayudan a echar el agua fuera. Aplaudo las grandes embarcaciones que no se sirven de demasiadas tretas ni estrategias para izar sus más grandes velas. Sin embargo, desprecio aquellas que venden las almas de sus tripulantes para ir más rápido, mejor y ser aplaudidas por los fantasmas que fabrican los tornillos entre humo, dinero, intrigas y favores falsos de verdaderas hienas. 

Fotograma de 'La casa en llamas' nominada a los premios Goya
Fotograma de ‘La casa en llamas’ nominada a los premios Goya

En ese mar, la calma viene de aquellos que navegan sin echar mano de la manipulación al espectador, los que no buscan lágrima fácil para llenar el océano, los que saben que la empatía es el arma más capaz y noble a la hora de contar su relato. Y qué preciosas son las pequeñas embarcaciones que luchan por no hundirse, ayudados por aquellos que sin interés en fabricar tornillos, sólo quieren crear Arte y no Industria.

Sea como sea, hagamos quinielas, bebamos, fumemos y disfrutemos del espectáculo.

Breve Calavera Quiniela de los Premios Goya:
  • Película: Casa en llamas.
  • Dirección: Debería ganar Paula Ortiz por “La virgen roja”, pero seguramente ganen Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez por “Segundo premio”.
  • Dirección novel: Javier Macipe por “La estrella azul”.
  • Actor: Debería ganar Urko Olazabal por “Soy Nevenka”, pero ganará Eduard Fernández por “Marco”.
  • Actriz: Emma Viralasau por “Casa en llamas”.
  • Actor de reparto: Oscar de la Fuente por “La casa”.
  • Actriz de reparto: Debería ganar Aixa Villagrán por “La virgen roja”, pero seguramente gane Clara Segura por “El 47”.
  • Actor revelación: Pepe Lorente por “La estrella azul”.
  • Actriz revelación: Lucía Veiga por “Soy Nevenka”.
  • Guión original: Casa en llamas.
  • Guión adaptado: Salve María.
Breve Calavera Quiniela de los Premios Oscar:
  • Película: Debería ganar “Anora”, pero ganará “The Brutalist”.
  • Dirección: Brady Corbet por “The Brutalist”.
  • Actor: Debería ganar Ralph Fiennes por “Cónclave”, pero ganará Adrien Brody por “The Brutalist”.
  • Actriz: Debería ganar Mikey Madison por “Anora”, pero ganará Demi Moore por “La sustancia” (y tampoco pasa nada).
  • Actor secundario: Debería ganar Guy Pearce por “The Brutalist”, pero ganará Kieran Culkin por “A Real Pain”.
  • Actriz secundaria: Zoe Saldaña por “Emilia Pérez”.
  • Guion original: Debe ganar Sean Baker por “Anora”.
  • Guion adaptado: Esperemos que no gane “Emilia Pérez”.

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